Iglesia parroquial de Quintana del Pidio

Iglesia parroquial de Quintana del Pidio

Localidad: Quintana del Pidio La iglesia parroquial está dedicada a la advocación de Santiago Apóstol. Se sabe que existió una antigua iglesia parroquial en Quintana, de origen románico. Sus únicos vestigios son una puerta tapiada de arco de medio punto situada entre el altar y el púlpito una ventana de arco de medio punto traslada al muro sur del templo y la pila bautismal, auténtica joya por su antigüedad. Sin embargo, como ocurrió en muchas otras poblaciones a lo largo de los siglos, debido al crecimiento poblacional el espacio sagrado se quedaba pequeño, por lo que hubo que acometer grandes obras de ampliación que dieron lugar al edificio actual. El edificio del templo es renacentista (siglo XVI). En el interior del templo destacan un retablo mayor renacentista-manierista (finales del siglo XVI), que incluye los relieves de Santiago Matamoros y otros dos del Nacimiento. Destacan también en el púlpito sus bajorrelieves que representan a los cuatro evangelistas. Los lienzos del altar mayor, los retablos colaterales, las imágenes de la capilla del Cristo y la portada de la iglesia, se pueden adscribir propiamente al barroco (siglo XVII). El altar de San Sebastián y el de la capilla del Cristo, pertenecen al barroco-rococó (sigloXVIII). El edificio del templo parroquial Descripción. La planta del templo es de las denominadas tipo salón o basilical, hallándose integrada por una sola nave. Está edificada con muros de piedra de sillería, cubierta de bóveda de crucería y torre almenada de dos cuerpos adosada a los pies, sobre la que posteriormente se ha levantado otro nivel de ladrillos arábigos para cobijar el reloj. La planta de la iglesia consta de dos tramos, el segundo de los cuales abre hacia la portada. La cabecera es un ábside recto, así mismo de piedra de sillería y cubierta de bóveda de crucería con terceletes. La cubierta del templo está compuesta también por una bóveda de crucería, aquella cuya estructura está compuesta por arcos que se cruzan diagonalmente (nervios), con una clave central común, y cuyo espacio se cubre con una plementería sustentada. El conjunto de la fábrica, por el tipo de bóvedas, pilares adosados y columnillas demuestra que es una obra realizada a lo largo del siglo XVI. A los pies, en el primer tramo, se adosa la capilla donde está actualmente instalada la pila bautismal dicha capilla tiene muros de piedra de sillería y cubierta de falsa cúpula de ladrillo. Es la denominada popularmente Capilla del Tumbao. La sacristía, situada en la cabecera del edificio, es de construcción posterior, posiblemente realizada un poco antes que la capilla del Cristo. En su aguamanil aparece grabada una fechaque muy posiblemente responda a los años de su construcción: 1629. Quien haya visitado bastantes templos podrá destacar en el de Quintana su altura y luminosidad. La época en que fue demolida la pequeña iglesia románica y edificada la actual (sobre el siglo XVI, como ya ha quedado expuesto), vivía de una mentalidad socio-eclesial que abogaba por unos nuevos cánones antropológicos, sociales y religiosos, que venían vertidos en unas determinadas preferencias artísticas. La influencia humanista del Renacimiento convierte el templo en una gran sala, sin embargo, la solemnidad del templo se centra primordialmente en el lugar y la persona celebrante: en el altar y el sacerdote por ello aparecerán con toda claridad de stacados en el conjunto del edificio. El atrio es el lugar donde se va reuniendo el pueblo, el ámbito de encuentro y de diálogo antes y después de las celebraciones religiosas. El pórtico está compuesto por formas y trazas barrocas, pero aún dentro de unas pautas clasicistas. Su conjunto se halla formado por un frontón partido y el arco de pórtico. En otra ocasión ya abordamos al mecenas y cura con el que fue ejecutada la obra de dicho pórtico, cronológicamente posterior a la edificación de la nave del templo. En la misma portada se lee: Aesta obra se iço siendo cvra el bachiller Jvan de Alossanza. ("Esta obra de hizo siendo cura el Bachiller Juan de Alosanz - 1638") También aparece el año, pero no es identificable a primera vista sin embargo, por la referencia a bachiller hay que situarlo antes de que este personaje, comisario de la Inquisición, adquiriera el grado académico de licenciado (realizado en 1647): por tanto cabe cifrarlo en el año 1636.

Ver más
Ermita de Nuestra Señora de los Olmos

Ermita de Nuestra Señora de los Olmos

Localidad: Quintana del Pidio Situada en el exterior del pueblo, en la calle de Santa María, cercana a la zona de bodegas, presenta elementos entre los siglos XV Y XVII. Está precedida por unos olmos que resaltan su atrio de portada sencilla, gótica de finales del siglo XV. Su interior consiste en una sola nave y su exterior está enfoscado. Su estado de conservación es bueno habiendo sido objeto de mantenimiento recientemente. La ermita es un edificio más amplio de lo común en estos casos. Destaca el arco conopial de la portada, de estilo gótico tardío (finales del s. XV). Algunos comentan que procedía de la derruida iglesia de Santa Marina, de Revilla de Gumiel, trasladado hace años, al quedar abandonado dicho poblado. En el interior, su techumbre, de vigas decoradas, da un tono artístico a las paredes pintadas profusamente. El atrio, con sus tres olmos centenarios y secos, adquiere un encanto especial. En el interior nos encontramos la talla de la imagen de la Virgen de los Olmos, de la cual cabe reseñar su mirada serena y sus manos acogedoras. Es de las llamadas "imágenes huecas" por no ser totalmente de madera, sino encontrarse vacía y con un armazón bajo los ropajes. Las muestras comunitarias de religiosidad popular que se han ido generando son múltiples. Unida a la alegría de Pascua, los discípulos "echan" los versos a la Virgen, después que a ésta, tras el anuncio de la Resurrección de Cristo por el Ángel, se le quita el velo negro ("vaya afuera ese velo de la tristeza/ que ya viene tu Hijo con ligereza") y se le traslada en procesión a la parroquia entre cánticos de alegría. Al ritmo de la llegada de la primavera, en mayo, se tienen las "flores" al atardecer del día, donde se hacen presentes todas las necesidades, pero particularmente los campos, que están creciendo. El principal acto tiene lugar con la novena, en los días precedentes a la fiesta. Sobre todo, la víspera, con el canto de las letanías y la salve, donde los quintos (antes sólo ellos, varones, ahora toda la cuadrilla y los "pegaos" para hacer número) junto con todo el pueblo y tras los compases de los músicos van entonando la salve popular con más emoción que destreza, constituye el acto más popular. Después, se bajará al pueblo bailando las jotas: en el atrio, las Erillas y la Plaza: las fiestas han comenzado. Todos ellos tienen su sabor especial, pero existe uno que, casi, podríamos decir que es el himno de la Virgen. Antaño se entonaba el día de la fiesta. Actualmente se realiza la víspera, al concluir la novena. Por iniciativa de un grupo de señoras se acordó en reunión que la Virgen debiera tener un vestido pagado con el dinero de todo el pueblo, sin distinción de clases sociales. Para ello organizaron una colecta popular a la que contribuyeron todos, cada uno con lo que pudo. Se recaudaron 500 reales, oscilando las donaciones entre 40 reales -que dio el pomposo matrimonio de Dña. Galaciona y D. Dámaso- hasta el real que dio aquel pobre diablo que llamaban Desorejado y que era el bufón del pueblo. Terminado el vestido, la Virgen no lo estrenó ni el día de su fiesta (como estaba previsto) ni el domingo de Resurrección sino que lo estrenó para unas rogativas que se hicieron ante la impotencia de acabar con una plaga enorme de cuquillo, que invadió los viñedos. Pero como la fe mueve montañas y nuestros antepasados la tenían muy firme, acudieron confiados a la Virgen para pedir su ayuda. Y ahí está la Virgen saliendo de su ermita con su flamante vestido verde -color de esperanza- recorriendo durante tres días los caminos de nuestro territorio municipal. Entre rezos y cánticos (y es de fe para este pueblo) que se levantó un aire cierzo muy fuerte y un gran frío que se llevó aquella peste de mosquitos. Después, cuando por imperativo del tiempo hacían rogativas para pedir agua, le ponían el vestido verde. De ahí que haya llegado hasta nosotros esa frase que nos sale espontánea cuando el campo necesita lluvia: Pongamos a la Virgen el vestido verde.

Ver más